viernes, 2 de julio de 2010

______ I ______

Este es un tren. El vagón está vacío

Algunas ventanillas cerradas, otras abiertas.

Los que lo habitaban junto conmigo se derritieron en los asientos

Confundieron la ventanilla con la puerta. Los rieles con el andén

... Y se fueron

Arrepentidos de no haberse despedido

aparecen de a uno en uno detrás de los cristales

diciendo chau con la mano como los niños chiquititos

Camino por el pasillo tierroso gomoso... Esperándolos.

Cruzo los brazos cuando me aburro. Me siento en un rincón cuando me canso

Atardece.

Mi imagen en la ventanilla me saluda.

¡Hola! ¿Dónde estabas?... ¿Hace frío allá afuera?... Contame...

Terminaron los largos amarillos, terrosos, anteriores al suburbio

ahora luces de andenes, de calles vacías llenas, de almacenes de pobre gato

que suman, restan, elevan al cuadrado, las imágenes.

Mi imagen

Los otros dicen ¡Chau! con la mano, como los niños chiquitos.

Arrepentidos de no haberse despedido.

Manos que aparecen desaparecen

Con rostro a veces, o rostros, con gesto de chau, sin manos.

Espero. No los saludo.

Sé que no se están despidiendo de mí, sino del vagón, del vagón vacío.

Me parapeto, estampándome como calcamonía,

en el aviso ese, que hay arriba del último asiento.

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